Coplas a la muerte de su padre

De los grabados de Orlando Pelayo, tanto de El Lazarillo, como los de otro posterior libro, no menos relevante, Las Coplas de Jorge Manrique, se tiraron las primeras pruebas en el taller suizo de Pietro Schmeider (impresor más tarde adscrito a la Casa de la Moneda de su país, para realizarse después la edición completa en Madrid por los estampadores de Casariego.
La actividad desarrollada por Orlando Pelayo en el taller fué francamente beneficiosa, pues estando el pintor en posesión de una múltiple experiencia, adquirida en importantes obradores extranjeros, propició notables mejoreas artesanales. Se acompasó el funcionamiento de los tórculos, y gracias a su influencia fué enviado a Suiza, con objeto de estudiar y perfeccionar nuevas técnicas junto al citado Schmeider. Las estampas fueron magnificamente logradas en los tórculos de Casariego, alcanzando una calidad equiparable a la obtenida en los mejores centros gráficos internacionales. Se resalta en la obra de Pelayo la sobriedad de las formas y la gravedad tonal en el maravilloso poema del Condestable.