Donostiarra de pro, siempre unido a su ciudad, en la que trabaja y reside, y donde ya en 1968 realizó su primera exposición individual. Irrumpía entonces un nuevo artista hecho a sí mismo, que nunca había estudiado arte, con una amalgama de pintura y escultura muy lejos de la recia tradición escultórica de los ya míticos Chillida y Oteiza.
Su trayectoria, siempre figurativa, se presenta como un conjunto homogéneo y coherente que evoluciona con un estilo muy personal en el que continuamente están presentes los conceptos de ensamblaje, collage, mezcla, unión y combinación.
Autor difícil de clasificar, para Nagel el conocimiento y aceptación del arte y el pasado no significan estar estancado en ellos y pertenecer a una corriente determinada. Entre las múltiples referencias que se pueden encontrar en sus creaciones están las formas neumáticas y composiciones oníricas surrealistas, los materiales del pop-art o la intensidad del color y el tratamiento agresivo del material de los neoexpresionismos.
Él mismo se declara más deudor de la calle, que de escuela alguna, y de la época en que comenzó a crecer como artista con la literatura de Charles Bukowski y la música rock de Led Zeppelín y los Sex Pistols. A su juicio «…la pintura sale de la forma de vida de quien la practica, no de planteamientos de laboratorio. Una de las ventajas de este oficio es la libertad de acción…«
Su expresividad abarca diferentes lenguajes artísticos, y con una manera de trabajar en la que trata tanto con procedimientos gráficos y pictóricos como con elementos tridimensionales. Igual utiliza materiales tradicionales que industriales o de recuperación (hierro, plomo, poliéster, fibra de vidrio,…), integrando y asociando hábilmente en sus composiciones elementos y objetos de diversas procedencias. Esta creatividad basada en la agrupación de géneros artísticos y en el uso de todo tipo de materiales va unida, en su caso, a otra más clásica consistente en la importancia del dominio de la técnica de una manera casi artesanal, como también lo hacían Calder y Giacometti.
Más de treinta años de exhibición de su obra en muestras individuales y colectivas por todo el mundo le avalan, como las esculturas ubicadas en localizaciones públicas que tiene colocadas en Barcelona, San Sebastián y Amorebieta (Vizcaya).
(Fuente: fundacionmaxam.com)